miércoles, 14 de julio de 2010

Locuras sin remedio.

Hoy es uno de mis días en los que uno se amarga encerrado en casa, con un dolor de cabeza inmenso, y tratando de ayudar a sus seres más queridos hasta el extremo de hacerse daño a uno mismo, pero sin importarle las consecuencias.
Desde que viví en mis huesos los episodios de mi madre, prácticamente desde que tengo conciencia, he sido así siempre, intentando que la gente no lo llegue a pasar tan desastrosamente mal como yo.
Sé que puede parecer algo de locos, así que yo lo interpreto como una "necesidad animal" que no todo el mundo posee, desgraciadamente. Eso sí, cuando alguno de los sujetos en cuestión sonríe tan siquiera mínimamente, me hacen la persona más feliz del mundo y alivia todas mis penas, puesto que ellos son gran parte de mí.

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